jueves, 20 de septiembre de 2012

Y en la nota idiota del día… comandante finge su muerte para dejar a su amante

Michael_P_Ward

Cuando uno se encuentra en manos de una de esas mujeres asfixiantes que vuelven una relación un infierno, cualquier cosa se vale para salir más o menos bien librado. Sí, hasta fingir nuestra propia muerte, aunque seamos militares de alta alcurnia.

Esto fue precisamente lo que hizo Michael P. Ward, Comandante de la Armada de 43 años, quien ideo un plan para librarse de su amante, con la que sostenía una aventura desde 8 meses atrás.

Se conocieron en octubre pasado por medio de un servicio de citas en línea, Ward empezó a comunicarse con ella vía correo electrónico por medio de un alias.

Durante los meses que duró esta historia de calentura y amor (más lo primero que lo segundo), Ward, que está casado, se daba sus escapadas para visitar a su amante durante sus viajes de entrenamiento a la zona de Norfolk, Virginia. Incluso pasaron un fin de semana juntos en Williamsburg en noviembre.

A las pocas semanas se enteró que aquel fin de semana anduvo filoso y sus embestidas contra la damisela provocaron que ella terminara embarazada. El pobre Ward ya no sabía qué hacer.

Tiempo después, ella perdió al bebé por complicaciones. Tras mantener contacto vía telefónica, él desapareció.

(Todo lo anterior lo sabemos, debido a que fue el resultado de la investigación realizada por la propia Armada, después de que se armó un escándalo).

Y es que, medio harto, este militar tuvo una idea para deshacerse de su amante: creó una cuenta de correo electrónico a nombre de un tal ‘Bob’ para hacerse pasar por un compañero de trabajo, y avisarle a la mujer sobre su propio e inesperado deceso.

Con esto pensó que sería suficiente para no volver a verla. Lo que no imaginó, fue que al recibir el fatídico correo, la mujer manejaría por horas hasta la casa del difunto (en Virginia), acompañada de su mamá y su abuela para dar el pésame.

Según las investigaciones, la ‘canita al aire’ de Ward no sabía que el comandante estaba casado.

Cuando llegaron a su vivienda, un amigo de Ward abrió la puerta. Lo malo fue que no agarró la onda y echó de cabeza a su amigo diciendo no sólo que estaba vivo, sino que se había mudado a Connecticut, donde tomaría el mando de un submarino de la Armada gringa.

Con esos amigos…

El que esta infidelidad saliera a la luz, es un duro golpe a la carrera del comandante, quien fue destituido de su cargo de comandante del submarino apenas una semana después de asumir el cargo. Con las investigaciones, Ward recibió una carta en la que se le reprime por cometer adulterio y otras faltas al código militar.

Ahora Ward fue asignado a otro submarino y no ha dado declaraciones, ni ha dicho cómo le fue con su esposa.

Moraleja: Si van a poner el cuerno y fingirán su propia muerte, por lo menos adiestren a sus amigos y compañeros del trabajo.

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