Una nueva tendencia de protesta es la de encadenarse como animales y marcarse números con hierro ardiente para hacer sentir a las personas lo que una res, por ejemplo, sentiría durante su estancia en un rancho. Esta forma de manifestarse ha causado repulsión y rechazo ante el público que, horrorizado, atestigua el acto de extrema violencia en plena calle.
Becky Folkard ha encontrado una nueva forma de atraer la atención del público hacia un tema que ella considera lo suficientemente importante como para mutilar de manera permanente la piel de sus voluntarios — el maltrato animal. La mujer, quien es gerente en una compañía de administración, recluta víctimas en el internet para luego comenzar su demostración pública frente a la desconcertada mirada de cientos de ciudadanos de Tel Aviv, en Israel.
La demostración de diez minutos incluye calentar una pieza de unos cuantos centímetros con el número “269″ hasta alcanzar el rojo vivo para presionarla (acto que Becky hace por sí sola) contra la piel de un voluntario mientras éste se retuerce de dolor, encadenado en el suelo. No obstante, el acto, por brutal que sea, no es ilegal de ninguna manera debido a que los voluntarios firman un acta de consentimiento para marcarlos como ganado.
Por otro lado, Becky, quien resulta practicar el veganismo, comenta que la demostración se repetirá en las principales ciudades del mundo; entre ellas Washington DC, Hamburgo, Buenos Aires, Praga, etc. La mujer amenaza por mostrar su siguiente presentación durante el 21 de marzo en las calles de Londres.
El número en cuestión (269) representa el utilizado en una etiqueta clavada en la oreja de una vaca por una granja de leche que vendió una cabeza de ganado para ser usada como cuero para fabricar ropa.
Esto sí es compromiso con una causa.
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